Artritis reumatoide en personas mayores o de inicio tardío 

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Por Alberto Ruíz Román el 27 mayo 2021

La artritis reumatoide en los ancianos o artritis reumatoide de inicio tardío, generalmente se define como aquella que comienza después de los 65 años. Tiene una prevalencia de aproximadamente el 2% y constituye el 10-33% de todos los casos de AR1.

La prevalencia de la AR presenta una gran variabilidad geográfica. Se estima que la incidencia anual es de unos 25-50/100.000 habitantes con una prevalencia del 0.5-1%. La prevalencia estimada de AR en España en el registro EPISER 2016 fue 0.82% (IC 95%: 0.59-1.15). La edad media de los casos de AR encontrados fue de 60.48±14.85 años, siendo el rango de edad más prevalente el de mayores de 60 años con 51.3% de los casos, seguido del rango de 40 a 59 años con 41% de los casos y por último el de 20 a 39 años con 7.7% de los casos2. Se espera que la incidencia y prevalencia de AR en los ancianos cada vez sea mayor en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida.

La artritis reumatoide de inicio tardío es un trastorno heterogéneo que se puede dividir esquemáticamente en tres formas
  • La forma reumatoide con inicio polimiálgico, que representa el 25% de los casos y que plantea la dificultad del diagnóstico diferencial con la polimialgia reumática. Suele ser de inicio agudo, seronegativo y, por lo general, sigue un curso benigno sin erosiones
  • La forma «edematosa», que se observa en el 10% de los casos, es similar al cuadro clínico conocido como síndrome RS3PE (sinovitis simétrica seronegativa remitente con edema con fóvea). Su presentación clínica y progresión comparten una serie de características. La forma similar a RS3PE se caracteriza por aparición súbita, tenosinovitis de la muñeca, edema común con fóvea en las manos y remisión espontánea en 3 a 18 meses
  • La forma idéntica a la AR erosiva seropositiva clásica es la más común (70% de los casos). Es típicamente de inicio repentino y se asocia con signos sistémicos (fiebre, pérdida de peso, astenia). En ocasiones, puede plantear el problema del diagnóstico diferencial con la artritis microcristalina poliarticular y, más ocasionalmente, con la osteoartritis. Parece tener un pronóstico más severo que la AR en pacientes más jóvenes

En comparación con la AR de inicio temprano, se encontró que la AR de inicio tardío tenía diferentes características. La AR del anciano se caracteriza por una distribución entre géneros más equitativa (proporción hombre / mujer 1.5-2: 1 en comparación con 4-4.5: 1), por una mayor frecuencia de aparición aguda con síntomas constitucionales, por afectación más frecuente de grandes articulaciones y menor frecuencia de positividad para factor reumatoide (FR). La enfermedad suele ser menos erosiva y, se suele utilizar un menor número de tratamiento con fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAMEs) y los índices de calidad son más bajos con respectos a pacientes más jóvenes4. Además, para el mismo nivel de actividad clínica, los ancianos presentan más sinovitis activa en la ecografía Doppler que los jóvenes5.

El diagnóstico diferencial de la AR de inicio tardío debe realizarse con las diferentes enfermedades reumáticas inflamatorias y no inflamatorias que se observan con frecuencia en este grupo de edad, como se indica a continuación4:
  • Osteoartritis
  • Polimialgia Reumática
  • Artritis por microcristales (gota, pseudogota o artropatía crónica por pirofosfato)
  • Síndrome RS3PE
  • Espondiloartropatía
  • Enfermedad del tejido conectivo
  • Vasculitis sistémica
  • Síndrome paraneoplásico
  • Osteoartropatía hipertrófica
  • Sarcoidosis
  • Artritis infecciosa (infecciones virales y bacterianas)

Con respecto al tratamiento de la AR de inicio tardío, no debería ser tan diferente del tratamiento de la AR de comienzo temprano. Los FAMEs utilizados en este grupo también se puede utilizar de forma segura en el tratamiento de la AR del anciano; sin embargo, la farmacocinética del fármaco y la farmacodinamia en la población anciana son diferentes y el perfil de efectos secundarios del fármaco debe ser monitorizado de cerca4.

No existen recomendaciones para el tratamiento en el paciente anciano. En el registro CORRONA (Consortium of Rheumatology Researchers of North America) para la misma actividad de AR, la dosis utilizada de metotrexato fue más baja, la terapia con esteroides más prevalente y la combinación de tratamiento modificadores de la enfermedad (TME) y terapias biológicas se prescribieron con menor frecuencia en pacientes cuya artritis comenzó después de los 60 años con respecto a pacientes de menor edad6.

Aunque las infecciones que pueden desarrollarse debido al uso de FAMEs son más complicadas y graves en pacientes de edad avanzada en comparación con pacientes más jóvenes, muchos estudios en los últimos años han demostrado que la toxicidad relacionada con los FAME en los ancianos es baja y comparable a la de los pacientes más jóvenes7-10. Por tanto, un TME debería iniciarse temprano y, en ausencia de contraindicaciones, el metotrexato debe administrarse a una dosis ajustada para el aclaramiento de creatinina. El tratamiento biológico o las terapias dirigidas no deberían retrasarse si la AR permanece activa a pesar de los FAMEs previos utilizados o si el deterioro estructural se desarrolla11.

Autor




Dr. Alberto Ruiz Román
Médico Adjunto, Servicio de Reumatología,
Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla).
 

Referencias

REFERENCIAS:
  1. Soubrier M, Mathieu S, Payet S, Dubost JJ, Ristori JM. Elderlyonset rheumatoid arthritis. Joint Bone Spine. 2010;77:290–6.
  2. Silva-Fernández L, Macía-Villa C, Seoane-Mato D, Cortés-Verdú R, Romero-Pérez A, Quevedo-Vila V et al. The prevalence of rheumatoid arthritis in Spain. Sci Rep. 2020;10(1):21551.
  3. Soubrier M, Tatar Z, Couderc M, Mathieu S, Dubost JJ. Rheumatoid Arthritis in the Elderly in the Era of Tight Control. Drugs Aging. 2013; 30:863–869.
  4. Kobak S, Bes C. An autumn tale: geriatric rheumatoid arthritis. Ther Adv Musculoskelet Dis. 2018 Jan;10(1):3-11.
  5. Dejaco C, Duftner C, Wipfler-Freissmuth E, et al. Elderly- versus younger-onset rheumatoid arthritis: higher levels of ultrasounddetected inflammation despite comparable clinical disease activity. Arthritis Care Res (Hoboken). 2013; 65:304–8.
  6. Tutuncu Z, Reed G, Kremer J, et al. Do patients with older-onset rheumatoid arthritis receive less aggressive treatment? Ann Rheum Dis. 2006; 65:1226–9.
  7. Genevay S, Finckh A, Ciurea A, et al. Tolerance and effectiveness of anti-tumor necrosis-alpha therapies in elderly patients with rheumatoid arthritis: a population based cohort study. Arthritis Rheum 2007; 57: 679–685.
  8. Bathon JM, Fleischmann RM, Van der Heijde D, et al.Safety and efficacy of etanercept treatment in elderly subjects with rheumatoid arthritis. J Rheumatol 2006; 33: 234–243.
  9. Pers YM, Schaub R, Constant E, et al. Efficacy and safety of tocilizumab in elderly patients with rheumatoid arthritis. Joint Bone Spine 2015; 82: 25–30.
  10. Curtis JR, Schulze-Koops H, Takiya L, et al. Efficacy and safety of tofacitinib in older and younger patients with rheumatoid arthritis. Ann Rheum Dis 2013; 65(Suppl. 10): 2331.
  11. Smolen JS, Landewé RBM, Bijlsma JWJ, Burmester GR, Dougados M, Kerschbaumer A et al. EULAR recommendations for the management of rheumatoid arthritis with synthetic and biological disease-modifying antirheumatic drugs: 2019 update. Ann Rheum Dis. 2020 Jun;79(6):685-699. 

ES-RA-GLPG-202105-00017

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